Esta cooperación tuvo un enfoque mixto en dónde se logró trabajar con las comunidades de Jalisco y Chiapas, México, a través de la educación ambiental, la divulgación científica y la defensa de los derechos humanos.
En el occidente del país, el trabajo se centró en la promoción de la ciencia y la educación ambiental junto al Colectivo Ecologista Jalisco (CEJ). Se desarrollaron conferencias, talleres de reciclaje y creación de biomateriales para acercar a jóvenes y comunidades a los desafíos de la crisis climática desde una perspectiva práctica y empoderadora
Al sur, en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, el enfoque cambió hacia el acompañamiento a comunidades indígenas junto al Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas (Frayba). Allí, la defensa del territorio y la documentación de violaciones a los derechos humanos fueron el centro del trabajo, en un contexto profundamente marcado por las luchas históricas y las amenazas actuales.
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